Fabricados en Tábor, se ajustan como un guante.
Así podría describir la joven y cotizada marca checa Unuo de la jefa y madre Petra Plemlová. La marca se hizo conocida y subió muy rápidamente. Su primer local alquilado era un garaje de pocos metros cuadrados, con estanterías de telas del suelo al techo, y las primeras trabajadoras de Unua enrollaban a mano los pesados rollos.
Gracias al enorme interés de las clientas por los novedosos diseños de tejidos y prendas, se sucedieron los traslados a espacios cada vez más grandes. De unos pocos metros cuadrados a una nave de 1.000 metros cuadrados, de unos rollos de tela a un almacén con miles de metros de tela, de pañales a propias colecciones de softshell de diseño. De cinco Unuas a casi setenta y, lo más importante, el deseo de seguir haciendo negocios con corazón, localmente, con amor y respeto por las doradas manitas checas.