¿Qué deberías saber al elegir ropa outdoor?
Una buena ropa decide si disfrutas de tu estancia al aire libre o cuentas los minutos que te quedan para volver. El tiempo cambia rápido en el terreno y por eso funciona el llamado sistema cebolla: ponerse la ropa en capas que se puedan adaptar tanto a la actividad como a las condiciones. Una base en la que puedes confiar en cualquier expedición.
Capa interior
Esta capa está en contacto directo con el cuerpo y su papel principal es evacuar el sudor. Si la camiseta sudada se pega a la piel, te enfriarás rápidamente. Por eso merece la pena elegir materiales que se sequen rápido y sean capaces de transportar la humedad hacia afuera: como las fibras sintéticas o la lana merino. Gracias a ellos te mantendrás seco incluso durante un esfuerzo mayor, y ese es el primer paso hacia el confort térmico.
Capa intermedia
La capa aislante intermedia retiene el calor allí donde lo necesitas. Para actividades ligeras y días más cálidos basta con un forro polar fino; en condiciones más frías entran en juego sudaderas más gruesas, aislamiento sintético o una chaqueta de plumas. Cuanto más tranquila sea la actividad y más bajas las temperaturas, más agradecerás un buen aislamiento.
Capa exterior
La capa exterior es tu escudo contra el tiempo. Protege del viento, la lluvia y la nieve, y mantiene seco lo que llevas debajo. Una chaqueta impermeable con membrana te resguardará en un aguacero, mientras que un cortavientos ligero es ideal para días ventosos pero secos. También son prácticos los detalles: cremalleras de ventilación, capuchas ajustables o bolsillos accesibles incluso con mochila.
Trucos
Quizá te sorprenda cuánto pueden influir esas pequeñas cosas. Abrir la cremallera de la chaqueta durante una subida te refresca al instante. Una braga de cuello sirve también como gorro o protección solar. ¿Y los calcetines? Pueden decidir si vuelves de la excursión con una sonrisa o con ampollas. El outdoor no se trata solo de las grandes piezas de equipo: muchas veces ganan los pequeños detalles.