La etiqueta PFC se encuentra principalmente en prendas de exterior con impregnación, pero también en ropa de trabajo, alfombras, tapicerías y otros productos.
Los PFC son fluorocarburos en los que los enlaces carbono-hidrógeno se sustituyen por enlaces carbono-flúor. Esto les confiere varias propiedades excepcionales: estabilidad, estabilidad térmica y resistencia al agua y al aceite. Sin embargo, los expertos confirman efectos adversos para la salud y, sobre todo, para el medio ambiente. Gracias a sus propiedades, estos compuestos no se descomponen y permanecen en la naturaleza durante cientos de años. Después pueden penetrar en el organismo en pequeña medida a través de la inhalación, los alimentos y la piel. La Unión Europea ha prohibido la fabricación y el uso de estos productos a partir de 2020.
Así, muchos fabricantes ya han ideado de antemano tecnologías sin PFC, es decir, que los materiales no contienen sustancias químicas nocivas de la serie PFC y son respetuosos con el medio ambiente.